San Cilindrín de la Buena Trazada, motero y mártir
Todos los colectivos tienen su santo patrón, y los Moteros no podían ser menos.
Un buen dia, un motero que hacia enduro paró su amoto en los boxes de la iglesia de Sant Climent de Taüll. Allí encontró la tabla románica que reproducimos a la izquierda y las crónica de las santas andanzas de San Cilindrín de la Buena Trazada, que resumimos a continuación.
Ráfagas y amén.
Milagros de San Cilindrín
Mucho antes de subir a los altares, en vida propia de San Cilindrín obró éste grandes milagros que dan idea de la gloria del santo.
La conversión de Malaquías del Tubarro
Era malaquías un mal cristiano que se dedicaba a estripar llevando su pobre Bandit siempre en la linea roja del cuentarrevoluciones, echandole aceite de oferta del super, no pasando ni una triste revisión y limpiándola sólo cuando Dios se compadecia de la máquina y le enviaba una lluvia para librarla de la porquería con que su dueño la oprobiaba.
Dedicose un dia el mal Malaquías a ir de Medina del Campo hasta Sant Pere de Roda a 200 de crucero, pues chapuceramente había trucado su máquina. A mitad del camino, la desdichada máquina no pudiendo mas entregó su alma a Dios y gripó el motor.
Diose cuenta entonces Malaquias de cuan grande había sido su falta, y viendose privado de su montura empezó a llorar desconsolado. Fué en ese momento cuando San Cilindrín apareció. Viendo que el arrepentimiento de Malaquias era sincero, nuestro santo se encomendó a los apóstoles Schwantz y Rayney (que luego serian San Kevin y San Wayne) y obrose el milagro.
Empezó de nuevo el motor a zumbar dulcemente y así por la gracia y obra de San Cilindrin pudo Malaquias mantener su montura con tan sólo las herramientas de fábrica hasta los 325.000 kilómetros.
De como San Cilindrín confundió al maligno
No pudiendo el maligno soportar la gracia de Dios que adornaba a San Cilindrín, decidió tenderle mortifera trampa que pusiera su alma en pecado mortal.
Por tres veces intentó el maligno dar caza a San Cilindrín. La primera se apareció en color verde oscuro y adornado con tres cuernos. La segunda en el país de los antiguos vascones aparecióse de color rojo, y finalmente en tierras del conde de Barcelona mostróse de color azul.
Por tres veces intentó el maligno fotografiar la velocidad de San Cilindrín, pero por tres veces se obró el milagro y en la fotografía el maligno vio confundida la matrícula de San Cilindrín con la aparición milagrosa de la santa faz de Alex Criville, obispo de Jerez, en el lugar de las letras y los números.
Y así fué como en los centenares de miles de kilómetros que hizó nuestro santo, jamás fué denunciado por infracción alguna ni dió parte de siniestro, descomunal milagro que refuerza la fe que en el tienen sus devotos.
De como San Cilindrín sació a los fieles
Congregaronse los fieles de todos los reinos en una gran concentración motera, pero llevados por su entusiasmo olvidaron toda intendencia. Fue así como a la llegada de San Cilindrín a lomos de su bendita montura los fieles le dijeron: "que haremos? somos miles y solo nos quedan tres frankfurts y cinco latas de cerveza".
Encomendose San Cilindrín a Dios todopoderoso, y la solicita plegaria del santo conmovió al altísimo, que de forma milagrosa envió un rayo que abrió las tierras e hizo brotar un inagotable manantial de cerveza, y envió al mismo tiempo una legión de ángeles en Harley Vespinson a repartir pizzas a los moteros allí congregados.
Y así los fieles loaron la munificiencia del altísimo, por obra y gracia de San Cilindrín.
Regla monástica de San Cilindrín
A lo largo de su vida fundó San Cilindrín multitud de motomonasterios donde los monjes se entregaban a la recopilación de manuscritos de mecánica, así como a dar cobijo a los moteros en ruta que a sus puertas llegaban, reconfortándolos con la buena cerveza que elaboraban los monjes en la bodega del monasterio.
Guiaban los monjes sus actos por la regla monástica que dictó San Cilindrín, y que así dice:
Reconocerás como hermano en la fe motera a todo aquel que sobre dos ruedas te encuentres. Sin distingos de cilindrada, del ciclomotor a la V-Max y sin distingos de concepto, de la trail a la custom.
Saludarás a tu hermano motero con ráfagas y V's.
Honrarás y engrasarás tu cadena. Jamás abandonarás tu neumático trasero a caer en slick.
El maligno pudo usar a Eva para tentar a Adán, pero jamás dejarás que el maligno use a tu novia/o para convencerte de abandonar la moto.
Acudirás siempre que puedas a los oficios celebrados en las catedrales de Assen, Jerez, Montmeló, Cheste y Motorland o aquella donde tu moto te pueda llevar.
Y por esta vía de perfección los monjes elevaron durante siglos sus almas al Altísimo
Todos los colectivos tienen su santo patrón, y los Moteros no podían ser menos.
Un buen dia, un motero que hacia enduro paró su amoto en los boxes de la iglesia de Sant Climent de Taüll. Allí encontró la tabla románica que reproducimos a la izquierda y las crónica de las santas andanzas de San Cilindrín de la Buena Trazada, que resumimos a continuación.
Ráfagas y amén.
Milagros de San Cilindrín
Mucho antes de subir a los altares, en vida propia de San Cilindrín obró éste grandes milagros que dan idea de la gloria del santo.
La conversión de Malaquías del Tubarro
Era malaquías un mal cristiano que se dedicaba a estripar llevando su pobre Bandit siempre en la linea roja del cuentarrevoluciones, echandole aceite de oferta del super, no pasando ni una triste revisión y limpiándola sólo cuando Dios se compadecia de la máquina y le enviaba una lluvia para librarla de la porquería con que su dueño la oprobiaba.
Dedicose un dia el mal Malaquías a ir de Medina del Campo hasta Sant Pere de Roda a 200 de crucero, pues chapuceramente había trucado su máquina. A mitad del camino, la desdichada máquina no pudiendo mas entregó su alma a Dios y gripó el motor.
Diose cuenta entonces Malaquias de cuan grande había sido su falta, y viendose privado de su montura empezó a llorar desconsolado. Fué en ese momento cuando San Cilindrín apareció. Viendo que el arrepentimiento de Malaquias era sincero, nuestro santo se encomendó a los apóstoles Schwantz y Rayney (que luego serian San Kevin y San Wayne) y obrose el milagro.
Empezó de nuevo el motor a zumbar dulcemente y así por la gracia y obra de San Cilindrin pudo Malaquias mantener su montura con tan sólo las herramientas de fábrica hasta los 325.000 kilómetros.
De como San Cilindrín confundió al maligno
No pudiendo el maligno soportar la gracia de Dios que adornaba a San Cilindrín, decidió tenderle mortifera trampa que pusiera su alma en pecado mortal.
Por tres veces intentó el maligno dar caza a San Cilindrín. La primera se apareció en color verde oscuro y adornado con tres cuernos. La segunda en el país de los antiguos vascones aparecióse de color rojo, y finalmente en tierras del conde de Barcelona mostróse de color azul.
Por tres veces intentó el maligno fotografiar la velocidad de San Cilindrín, pero por tres veces se obró el milagro y en la fotografía el maligno vio confundida la matrícula de San Cilindrín con la aparición milagrosa de la santa faz de Alex Criville, obispo de Jerez, en el lugar de las letras y los números.
Y así fué como en los centenares de miles de kilómetros que hizó nuestro santo, jamás fué denunciado por infracción alguna ni dió parte de siniestro, descomunal milagro que refuerza la fe que en el tienen sus devotos.
De como San Cilindrín sació a los fieles
Congregaronse los fieles de todos los reinos en una gran concentración motera, pero llevados por su entusiasmo olvidaron toda intendencia. Fue así como a la llegada de San Cilindrín a lomos de su bendita montura los fieles le dijeron: "que haremos? somos miles y solo nos quedan tres frankfurts y cinco latas de cerveza".
Encomendose San Cilindrín a Dios todopoderoso, y la solicita plegaria del santo conmovió al altísimo, que de forma milagrosa envió un rayo que abrió las tierras e hizo brotar un inagotable manantial de cerveza, y envió al mismo tiempo una legión de ángeles en Harley Vespinson a repartir pizzas a los moteros allí congregados.
Y así los fieles loaron la munificiencia del altísimo, por obra y gracia de San Cilindrín.
Regla monástica de San Cilindrín
A lo largo de su vida fundó San Cilindrín multitud de motomonasterios donde los monjes se entregaban a la recopilación de manuscritos de mecánica, así como a dar cobijo a los moteros en ruta que a sus puertas llegaban, reconfortándolos con la buena cerveza que elaboraban los monjes en la bodega del monasterio.
Guiaban los monjes sus actos por la regla monástica que dictó San Cilindrín, y que así dice:
Reconocerás como hermano en la fe motera a todo aquel que sobre dos ruedas te encuentres. Sin distingos de cilindrada, del ciclomotor a la V-Max y sin distingos de concepto, de la trail a la custom.
Saludarás a tu hermano motero con ráfagas y V's.
Honrarás y engrasarás tu cadena. Jamás abandonarás tu neumático trasero a caer en slick.
El maligno pudo usar a Eva para tentar a Adán, pero jamás dejarás que el maligno use a tu novia/o para convencerte de abandonar la moto.
Acudirás siempre que puedas a los oficios celebrados en las catedrales de Assen, Jerez, Montmeló, Cheste y Motorland o aquella donde tu moto te pueda llevar.
Y por esta vía de perfección los monjes elevaron durante siglos sus almas al Altísimo
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